Solo avanza
Y ahí estaba, sentado en el subterráneo, moviéndome a más de 120 kilómetros por hora. Divisaba tantas almas que solo buscaban su pequeño espacio para caer, morir y nuevamente despertar. El silencio reinaba el espacio, las miradas eran tan escasas como el mismo cúmulo de personas, y los suspiros llegaban en cada andén. Entretanto, por […]
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